Viñedos cuyo fruto merece ser embotellado a parte. Lugares donde el vino refleja de forma transparente las virtudes concretas de esa ubicación. Viñas cuyos elementos exclusivos reclaman ser puestos en valor: la suma de suelo y microclima, la persistencia de una viticultura tradicional, la altura y el entorno, la calidad sostenida en el tiempo. En síntesis, la combinación irrepetible de historia, naturaleza y paisaje. Pero en esos viñedos únicos debe darse algo más. Un conocimiento profundo de sus características y de su potencial. Un saber fundamentado en la experiencia de cultivo, en el registro de datos objetivos, en el análisis técnico. Una voluntad de investigar e innovar con el objetivo de sostener y proyectar al futuro la calidad vitícola.